OBRA TEATRAL
PUERTORRIQUEÑA
Título: El héroe
galopante
Subtítulo: Comedia en un
acto y en prosa
Autor: Nemesio R.
Canales, Puerto Rico, 1878-1923
Año de
publicación:
1923
Representación: Estrenada por
la Compañía Hispano-Argentina de Dramas y Comedias Díaz Perdiguero en el teatro
Municipal de San Juan, Puerto Rico, el 25 de septiembre de 1923
Enredo: El héroe
galopante es una obra dramática de un acto. Su autor murió antes de que se
estrenara. Cuenta la historia de Pedro Sandoval, héroe de la primera guerra
mundial, quien, ante la posibilidad de ser “vapuleado”, como él mismo dice,
echa a correr en una actitud que los demás personajes interpretan como
cobardía. En primer lugar, aparecen tres jóvenes que discuten su concepto del
hombre ideal. Dos de ellas indican que prefieren a un hombre inteligente (Nepa)
o uno valiente en el sentido tradicional (Amelia). La huida de Sandoval
evidencia que él no corresponde a ese modelo. Sin embargo, en voz del propio
Sandoval se muestra otro tipo de heroísmo, aquel que es más racional y que no
busca destruir, sino defender lo justo. Se parte de la premisa de que en vez de
reaccionar violentamente, se debe analizar y actuar racionalmente. A la larga,
Nepa prefiere a Sandoval por
su inteligencia. (Fuente: http://elucubrando.com/el-heroe-galopante/)
Contexto
Complementar al enredo: Sociedad machista en la Isla y la lucha de los
derechos femeninos.
Personajes: NEPA, AMELIA,
CLARITA, DOÑA ROSA (Madre de NEPA), SANDOVAL, DON MIGUEL DE SEGOVIA, ARTURITO
Obra completa disponible
en: http://nemesiorcanales.blogspot.com.br/2014/01/el-heroe-comedia-en-un-acto-y-en-prosa.html
Fragmento
para traducción: Parte de la última escena del acto único
[…]
D. MIGUEL.--(Furioso). Pues si no es usted
un caballero... ¡me caso con Cristóbal!..., en esta sala no tienen entrada sino
los caballeros.
DOÑA ROSA.--Miguel, ¿qué estás diciendo?
No seas ridículo...
D. MIGUEL.--¡Calle usted, señora! No me
obligue a recordarle, ¡me caso con Cristóbal!, que yo soy el que lleva aquí los
pantalones.
NEPA.--¡Ya, ya salieron los pantalones!
Es la última razón de los caballeros. ¿No está usted conforme con lo que yo, el
caballero, niego o afirmo? ¡Pues aquí están mis pantalones!
ARTURO.--Nepa, no te consiento que le
faltes al respeto a papá.
NEPA.--Él no nos respeta tampoco ni a
mamá ni a mí, porque somos mujeres. Además, yo no doy mi respeto gratis, como
das tú el tuyo. Lo cambio por otro respeto igual hacia mí... ¡pero no lo
regalo!
ARTURO.--¡Malcriada! Aquí se hace la
voluntad de papá, y si él y el señor...
NEPA.--Pues el señor es nuestro
convidado, y yo no consiento que se cometan groserías con él.
DOÑA ROSA.--(Al oír una campanilla que se supone
llame a la mesa). ¡Vaya, está servida la mesa! Dejemos las trapisondas y vamos.
NEPA.--¡Ah, bien! Sandoval, dame el
brazo. Vamos a...
D. MIGUEL.--(Hecho un energúmeno). He
dicho, caramba, que el señor... (A Nepa). ¿Pero tú qué te crees, chiquilla?
SANDOVAL.--Señores... tiene razón don
Miguel. Yo me voy, y no se habla más del asunto. Tengo un hambre de jabalí y me
comería el piano..., pero ya que así lo quiere mi aciago destino... Adiós, doña
Rosa, Nepa. (Los demás van desfilando sin saludarle apenas. Nepa, muy abatida,
se reclina callada sobre el piano y le mira salir con ojos de enamorada)
AMELIA.--(Que le trae el sombrero a
Sandoval). ¡Cómo! ¿Te vas sin decirme nada? Ve a verme mañana y hablaremos. Yo
me voy esta noche. Supongo que lo que te dije en un rapto de mal humor...
SANDOVAL.--Pues, hija, en un rapto de
buen humor te digo que todo está bien, que seguiremos tan amigos como antes...,
pero que si he de serte franco... ¿Cómo te lo diré? ¡Nada! Que entre un combate
con toda la familia Regúlez, y la amenaza de matrimonio que tú tienes
suspendida sobre mi cabeza... ¡prefiero el combate! Conque, adiós, nena... (Le
va a dar la mano, pero ella, que ha sorprendido algo extraño en la mirada de él
a Nepa, retrocede).
AMELIA.--¡Ah, bribón, ahora caigo! Conmigo
no, pero con ella sí.
SANDOVAL.--¿Con quién?
AMELIA.--(Enojada). ¿Con quién va a ser?
¡Con Nepa! No soy ciega. ¡Atrévete a negarlo!
SANDOVAL.--¡Pero si yo no tengo nada...!
Digo, sí, lo niego enérgicamente. ¡Claro! Yo... (De pronto, mirando a Nepa). Nepa,
amiga mía, usted que piensa y siente y habla tan bien, hable y haga la luz, y
sáquenos de estas tinieblas. Diga que sí... o que no..., y eso será. Ya yo no
puedo más.
NEPA.--(Como despertándose
bruscamente de un sueño y avanzando hacia ellos muy conmovida). ¿Yo? Yo tampoco
sé lo que llega. ¡Nosotras dos rivales! ¡Quién lo iba ni a soñar! Hace un
rato... ¿te acuerdas?, contrastando ideales, tú le soñabas héroe por el valor,
yo por la inteligencia. Él vino, y tronchó tu ideal... y encendió el mío. Y... Nelly,
hija, hay que afrontar este conflicto sin lastimar ni envilecer nuestra
amistad. No podemos evitar que esté encendiendo, pero sí podemos depender de
nosotras, y ser sinceras y nobles la una con la otra... ¡Un esfuerzo! ¡A ver!
Yo seré la primera. Sí, Sandoval, le quiero, me siento suya y le siento mío por
ley de afinidad. (Sandoval va a hacer un movimiento, pero ella le detiene con
un gesto).
AMELIA.--¡Ves, yo lo sabía! Te lo leía
en los ojos.
NEPA.--Pero, ¡qué sé yo! Amelia, ni
aún dentro de este vértigo extraño dejo de experimentar la repugnancia... de un
cambalache vil de este amor de ahora por... tu amistad, Nelly, que viene de tan
lejos. Tú sabes que mi desquite de no poder querer bastante a los demás,
consistió siempre en quererlas a ti y a mamá cada vez con más fuerza. Conque...
no se hable más. Sin aún tienes esperanza, tú antes que yo y que nadie, que
siendo tú feliz, yo lo seré también.
AMELIA.--(Echándose en brazos de Nepa
y, sollozando). ¡Nepa, Nepa, alma mía! ¿De veras que prefieres mi amistad a su
amor?
NEPA.--Te lo juro por mamá. El
amor...¡ba! ¿Quién puede responder de que a la larga no se convierta en
fastidio o en odio? En cambio, la amistad, nuestra amistad... ¡esa sí que
mientras más rancia, como el vino, se vuelve más rica!
AMELIA.--Muchacha, tú eres bruja. ¡Si
me has curado! ¡Si me has puesto contenta! (La abraza otra vez)
DOÑA ROSA.--Nepa y Amelia... ¿no piensan
comer? Pero... ¿qué diablos les pasa a estas mujeres? ¿Y usted, Sandoval, qué
hace ahí como un espantapájaros?
SANDOVAL.--Meditando, doña Rosa, sobre lo
efímero de las pompas humanas. No hace un segundo yo me pavoneaba feliz,
presenciando, no sin cierta recóndita humillación, cómo estas dos criaturas se
disputaban mi posesión, así como si hubiera sido yo un maletín de mano. Pues
bien, ahora... ¡ya lo ve usted! Ni caso me hace ninguna de las dos. Pero,
¡vaya! Está visto que hoy estoy de suerte, porque el peligro de que me salvé
esta mañana no es nada comparado con el de ahora. Porque le juro a usted, doña
Rosa de mi alma, que este flojo infeliz hubiera sucumbido sin remedio sí...
[…]
O HERÓI GALANTEADOR
ResponderExcluir(Fragmento do último ato da peça El héroe galopante (Nemesio R. Canales), traduzido por Arnóbio Júnior, Elano Sales, Emérson dos Santos, Ismael Rebouças e Léa Angeline.) Para o público de Florianópolis.
D. MIGUEL: (Furioso). Bem, se você não é um cavalheiro... barbaridade!... neste quarto só existem entradas para cavalheiros
DONA ROSA: Miguel, que estás dizendo? Não sejas ridículo...
D. MIGUEL: Cala-te, senhora! Não me faça lembrá-la. Putz! E no mais, lembre-se que sou eu quem manda por aqui.
NEPA: Já, já eles deixarão de lado suas calças! É a última razão para os cavalheiros. Não estás satisfeito com o que eu, o cavalheiro, nego ou afirmo? Então, aqui estão minhas calças!
ARTURO: Nepa, não te permito desrespeitar o papai dessa forma.
NEPA: Ele é que não nos respeita, a mim ou a mamãe, só porque somos mulheres. Além disso, eu não dou o meu respeito de graça, assim como você dá o seu. Troco, inclusive, por outro igual dado a mim, porém, não o presenteio de jeito nenhum.
ARTURO: Sua malcriada! Aqui se faz a vontade de papai, e se ele e o senhor...
NEPA: Pois o Senhor é o nosso convidado, e eu não permito que se cometam grosserias contra ele.
DONA ROSA: (Ao ouvir um sino supostamente chamando-os à mesa). Oh, a mesa já está servida! Deixemos essa conversa furada de lado e vamos.
NEPA: Tudo bem! Sandoval, dá-me o braço. Vamos a...
D. MIGUEL: (Feito um louco). Já disse, caramba, o Senhor ... (NEPA). Mas o que tu pensas, menina?
SANDOVAL: Senhores...Don Miguel está certo. Já estou indo e não se fala mais sobre esse assunto. Estou faminto e comeria um boi, se possível... mas, já que não me querem por aqui... Adeus, Dona Rosa, Nepa. (Os outros saem desfilando sem saudar uns aos outros. Nepa, muito abatida, reclina-se calada sobre o piano e olha Sandoval com olhos de apaixonada)
AMELIA: (Entregando o chapéu a Sandoval). O quê, tu vais embora sem me dizer nada? Venhas aqui amanhã e falaremos. Já estou indo dormir. Suponho que o que eu tenha dito foi em um acesso de mau humor...
SANDOVAL: Bem, querida, e em um acesso de bom humor, digo-lhe que está tudo bem e que iremos continuar sendo amigos tanto quanto antes... mas para ser franco contigo... Como posso te dizer? Nada! Que entre uma luta contra toda a família Regúlez, e uma ameaça de casamento pendurada sobre a minha cabeça ... Eu prefiro o combate! Sendo assim, adeus, guria... (Sandoval tenta cumprimentar Amélia, porém, ela nota algo de estranho no seu olhar com relação à Nepa).
AMELIA: Ah, pilantra, me caiu a ficha! Não comigo, mas com ela, sim.
SANDOVAL: Com quem?
ResponderExcluirAMELIA: (Enojada). Com quem havia de ser? Com Nepa! Eu não sou cega. Atreva-se a negá-lo!
SANDOVAL: Mas se eu não tenho nada...! Quero dizer, sim, nego veemente isto... Claro! Eu... (De repente, olhando para Nepa). Nepa, minha amiga, tu que sentes , que pensas e que falas tão bem, diga-nos algo e nos tire dessa escuridão. Diga que sim ... ou que não ... e assim será. Já não posso mais.
NEPA: (Como quem acaba de acordar bruscamente de um sonho e em direção a eles bem afligida). Eu? A que ponto chegamos. Nós duas como rivais! Quem poderia sequer sonhar! Há tempos... tu lembras?, Contrastando ideais, tu sonhavas com um herói idealizado por seu valor, e eu por sua inteligência. Agora ele veio e mudou todo o seu conceito... e incendiou o meu. E... Nelly, querida, tem que enfrentar este conflito sem prejudicar a nossa amizade. Não podemos evitar o que está acontecendo, mas podemos confiar e ser sinceras e nobre uma com a outra... Um esforço! Vamos lá! Começarei eu. Sim, Sandoval, eu te quero, sinto-me sua e o sinto meu pela lei da afinidade. (Sandoval vai fazer um movimento, mas ela o detém com um gesto).
AMELIA: Veja, eu sabia! Pude lê-lo em seus olhos.
NEPA: Amélia, mas pelo que sei, mesmo sentindo uma vertigem estranha, não deixo de experimentar a repugnância....Imagine você, uma troca vil de um amor, que talvez seja passageiro, por... sua amizade, Nelly, que tenho há tanto tempo. Tu sabes que a minha vingança de não poder amar mais ninguém, consistiu sempre em amá-las cada vez mais forte, tu e mamãe. Portanto... não se fale mais nisso. Ainda que não tenhas esperança, antes de mim e mais nada, tu sendo feliz, eu serei também.
AMELIA: (Apoiando-se aos braços de Nepa e soluçando). Nepa, Nepa, alma minha! Realmente você prefere minha amizade ao teu amor?
NEPA: Juro pela mamãe. O amor! (enojada e irônica) Bah! Quem pode responder que, eventualmente, não se converterá em tédio ou em ódio? Em compensação, a amizade, a nossa amizade... isso sim, que pode ser tão rançosa quanto o vinho mas que volta cada vez mais forte.
AMELIA: Garota, você é uma bruxa. Acabou por me curar! Tornou-me mais feliz! (Abraça-a novamente)
DONA ROSA: Nepa e Amélia... não gostariam de comer? Mas... que diabos está se passando com essas mulheres? E tu, Sandoval, o que fazes ai como um espantalho?
SANDOVAL: Meditando, Dona Rosa, sobre a natureza efêmera das pompas humanas. Não faz um segundo eu rebolava aqui feliz, testemunhando, sem esconder uma certa humilhação, como essas duas gurias lutavam por minha posse, como se eu fosse uma linda bolsa de mão. Bem, agora... como tu vês! Nenhuma das duas fazem caso algum de mim. Mas, enfim! É verdade que hoje estou com sorte, pois o perigo de que me salvei nesta manhã não é nada comparado com o de agora. Porque eu juro, Dona Rosa da minha alma, que este frouxo infeliz teria sucumbido sem remédio algum...
Última parte do ato da obra porto-riquenha “O herói galopante”, comedia em um ato e em prosa
ResponderExcluirAlunos tradutores: Ana Carla, Débora, Juliana Liberato, Leila, Matheus, Renan
Texto traduzido para o público nordestino de Fortaleza
D. MIGUEL: (Furioso) Pois se Você não é um Cavalheiro...Não quero saber! Nessa sala não tem entrada a não ser para cavalheiros.
DONA ROSA: Como é Miguel? Não seja ridículo...
D. MIGUEL: Se cala você, mulher! Não quero saber! Não me obrigue a te lembrar que aqui quem usa as calças sou eu.
NEPA : Já caíram as calças! É o último pensamento dos cavalheiros. Você não está de acordo (concordando) com o que digo ou nego?
Pois aqui estão as minhas calças!
ARTURO: Nepa, não permito que falte o respeito com o pai.
NEPA: Ele não nos respeita, nem a mãe nem a minha pessoa, porque nós somos mulheres. Além disso, eu não dou o meu respeito gratuitamente (de graça), como tu faz. Eu troco pelo respeito por mim. Pois não presenteio.
ARTURO: Mau educada! Aqui, se faz a vontade do pai, aqui é ele que manda.
NEPA: pois o senhor é o nosso convidado e eu vou não vou admitir grosserias com ele.
DONA ROSA: ( Ao ouvir um sino desses que chamam para ir à mesa). Olhem! A mesa está servida! Vamos deixar de confusão e vamos.
NEPA: Ah! Que bom te ver, Sandoval ! Vem aqui me dar o braço. Vamos...
D. MIGUEL ( Como um endemoniado) Eu falei, caramba, que o senhor...
( Para Nepa). Mas, o que tu acha, menina?
SANDOVAL: Senhores... Você tem razão Miguel. Eu já vou e não se fala mais nisso. Tenho uma fome de leão e comeria esse piano, mas, como meu destino é azarento. Tchau, Dona Rosa, Nepa ( Os outros nem olham para ele). Nepa muito triste, olha pra cima do piano para Sandoval, um olhar de apaixonada.
AMELIA ( Que traz o chapéu para Sandoval) Como! Tu vai sair sem nem me dizer nada? Venha me ver amanhã e conversamos. Eu vou essa noite. Acho que te disse num momento aperreado...
SANDOVAL: Pois, então filha, quando não tiver aperreada te digo que tudo ta bem, que seremos tão amigos quanto antes..., mas vou te falar a verdade. Como eu te digo? Nada! Que entre ema encrenca com toda família Regúlez, e a ameaça de casamento que paira sobre a minha cabeça... prefiro a briga! Mas, então, adeus, filha... ( Ele vai lhe dar a mão, mas ela, se surpreendeu com o olhar dele a Nepa, e recua).
Amelia: Ah , cabra, agora entendi! Comigo não, mas com ela sim.
SANDOVAL: Com quem?
(continuação)
ResponderExcluirAMELIA (Com raiva) Com quem é que vai ser? Com a Nepa! Não sou caga. Vai dar pra traz!
SANDOVAL: Mas, eu não tenho nada... Falo, sim, eu nego sem pensar. Claro! Eu... ( Logo olha para Nepa). Nepa, minha amiga, tu que pensa, sente e fala bem, fale e me dê a luz, e nos tire desta névoa. Diga que sim ou que não e isso assim será. Já não aguento mais.
NEPA ( Como acordando bruscamente de um sonho e indo até eles muito comovida) Eu? Não sei nem o que ta acontecendo. Somos inimigas! Ninguém is nem sonhar! Agorinha... tu se lembra?, comparando idéias, tu pensava que ele era herói pelo valor, eu pela inteligência. Ele veio e acabou com sua idéia e alimentou a minha. É ... Nelly, filha, tem que enfrentar essa briga sem reclamar nem acabar nossa amizade. Não podemos evitar o que está acontecendo, mas podemos contar uma com a outra e sermos nobres e sinceras... Um esforço! Vamos ver! Eu vou ser a primeira. Sim, Sandoval, eu gosto de você, me sinto sua mulher e te sinto meu homem. ( Sandoval vai se mexer, mas ela o impede com um gesto)
AMELIA: Tá vendo eu sabia! Eu vi no teu olho.
NEPA: Mas, o que eu sei, Amelia, nem dentro desta perturbação eu deixei de ter nojo de um cambalacho qualquer deste amor de agora por ... tua amizade, Nelly, que veio da baixa da égua. Tu sabe que a minha dificuldade que me impede de gostar bastante de todo mundo, na verdade eu sempre quis tu e a tua mãe ainda mais agora. Então, não se fala mais nisso. Se você tem esperança, antes de tudo, que tu seja feliz, que assim eu também vou ser.
Amelia: ( Abraçando a Nepa e soluçando) Nepa, Nepa, minha amiga! Você prefere a minha amizade no lugar do teu amor?
NEPA : Eu juro pela alma da minha mãe. O amor... Nã! Quem pode dizer que com o passar do tempo isso vire raiva? Ao contrário, a amizade, nossa amizade... essa sim é como o vinho, quanto mais velho melhor!
AMELIA: Menina tu é macumbeira , tu me curou! E eu to morta de feliz! (Abraça outra vez).
DONA ROSA: Nepa e Amelia... Não vão querer comer não? O que diabo é que elas tem? E tu, Sandoval Por que aí feito retardado?
SANDOVAL: Tô pensando, Dona rosa, as coisas mudam tão rápido na vida das pessoas, né. Não faz cinco minutos eu tava me amostrando, todo feliz, sem esconder que tava gostando, porque tava vendo essas duas brigando feito besta por mim como se eu fosse ganhar na mega sena e agora ta vendo aí? Tão mais nem aí pra mim, mas graças a deus que hoje eu to com sorte, por que a encrenca que eu me livrei hoje de manhã nem se compara com isso daí. Porque te juro Dona Rosa, do fundo do meu coração, que comigo solto uma hora dessas eu estaria morto.